Estimados
Hermanos en la Fe ,
estamos compartiendo con ustedes este Acto de Consagración de Venezuela a la Santísima Virgen ,
con que el Episcopado Venezolano clausuró el Segundo Congreso Mariano Nacional
el 12 de Diciembre de 1928 en la ciudad de Coro.
"Ante el trono de Vuestra omnipotente
intercesión, venimos a postrarnos ¡oh Madre augustísima de Dios!, para
consagrarnos totalmente a Vos y poner en vuestras manos la suerte de nuestra
República. En presencia de vuestro Divino Hijo, a quien ya está esta Patria
dedicada en el Santísimo Sacramento del Altar, hacemos ahora este acto de
entregamiento a Vos, para que El se digne prestar su filial beneplácito a
nuestro homenaje, a la misma Madre que El nos legó por tal desde la Cruz.
¡Oh Inmaculada Madre nuestra! ¡Oh benignísima
Madre nuestra! ¡Oh dulcísima y clementísima Reina nuestra!, con ánimo
agradecido entonamos loores a vuestra misericordia.
Bajo vuestro amparo nos acogemos, ¡oh Señora!
que tenéis cautivados para siempre nuestros corazones, Vos que habéis
arrebatado desde el día mismo en que comenzó para nosotros la vida civilizada,
y con vuestra suavísima protección y benignísima presencia, ya en la selva de
Coromoto, ya en los santuarios que la piedad Venezolana ha erigido bajo títulos
de Nuestra Señora del Valle, del Socorro, de Chiquinquirá, de Belén, de la Caridad y otros tantos de
que se ufana la Nación
Venezolana : habéis afirmado, robustecido y multiplicado las raíces
del árbol de nuestra Fe. ¡Oh Señora Nuestra!, que con lustra planta virginal
quebrantasteis la cabeza de la serpiente, librad a Venezuela de los empozoñados
dados de la impiedad y de la herejía. Y ya que iniciasteis y habéis mantenido a
sus pueblos en la Fe
de vuestro queridísimo Hijo, servidles también de escudo, sostén y fortaleza.
Vuestros somos, vuestros queremos ser.
Mostrad que sois nuestra Madre y Nuestra Patrona. Guardadnos, Señora, y
salvadnos con vuestra todopoderosa protección.
¡Oh María Inmaculada! acoged este acto de
nuestra consagración a Vos, y sed siempre la gran defensora de Venezuela.
Protegedla, salvadla. Unid a todos sus hijos en el amor del suelo nativo, en el
espíritu de concordia dentro de la justicia y de la libertad, en el legítimo
goce de todos los bienes, a que en su calidad de venezolano le es a cada uno lícito
aspirar, y en la firme e inalterable profesión de la
Fe Católica. Así sea”.
Bibliografía
Instrucción
Pastoral, Editorial Venezuela, Caracas, 1933, p.256.
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