Estimados Hermanos en la Fe, con el inicio del Año Santo de la Misericordia este 8 de Diciembre del 2015 el Santo Padre Francisco ha concedido Indulgencia con ocasión de este Jubileo.
A continuación les compartimos un resumen de la Carta del Santo Padre Francisco donde se explica como obtener esta indulgencia:
“Deseo que la indulgencia jubilar llegue a cada uno como genuina
experiencia de la misericordia de Dios, la cual va al encuentro de todos
con el rostro del Padre que acoge y perdona, olvidando completamente el
pecado cometido. Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están
llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa,
abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo
diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del
deseo profundo de auténtica conversión. Igualmente dispongo que se pueda
ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la
Misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como
Jubilares. Es importante que este momento esté unido, ante todo, al
Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa
Eucaristía con un reflexión sobre la misericordia. Será necesario
acompañar estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración
por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la
Iglesia y de todo el mundo.
Pienso, además, en quienes por diversos motivos se verán
imposibilitados de llegar a la Puerta Santa, en primer lugar los
enfermos y las personas ancianas y solas, a menudo en condiciones de no
poder salir de casa. Para ellos será de gran ayuda vivir la enfermedad y
el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio
de su pasión, muerte y resurrección indica la vía maestra para dar
sentido al dolor y a la soledad. Vivir con fe y gozosa esperanza este
momento de prueba, recibiendo la comunión o participando en la santa
misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos
medios de comunicación, será para ellos el modo de obtener la
indulgencia jubilar. Mi pensamiento se dirige también a los presos, que
experimentan la limitación de su libertad. El Jubileo siempre ha sido la
ocasión de una gran amnistía, destinada a hacer partícipes a muchas
personas que, incluso mereciendo una pena, sin embargo han tomado
conciencia de la injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de
nuevo en la sociedad dando su contribución honesta. Que a todos ellos
llegue realmente la misericordia del Padre que quiere estar cerca de
quien más necesita de su perdón. En las capillas de las cárceles podrán
ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda,
dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser
para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios,
capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las
rejas en experiencia de libertad.
He pedido que la Iglesia redescubra en este tiempo jubilar la riqueza
contenida en las obras de misericordia corporales y espirituales. La
experiencia de la misericordia, en efecto, se hace visible en el
testimonio de signos concretos como Jesús mismo nos enseñó. Cada vez que
un fiel viva personalmente una o más de estas obras obtendrá
ciertamente la indulgencia jubilar. De aquí el compromiso a vivir de la
misericordia para obtener la gracia del perdón completo y total por el
poder del amor del Padre que no excluye a nadie. Será, por lo tanto, una
indulgencia jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se
celebra y se vive con fe, esperanza y caridad.
La indulgencia jubilar, por último, se puede ganar también para los
difuntos. A ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que
nos dejaron. De igual modo que los recordamos en la celebración
eucarística, también podemos, en el gran misterio de la comunión de los
santos, rezar por ellos para que el rostro misericordioso del Padre los
libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza
que no tiene fin.”
Dios les Bendiga.